Desde el 22 de junio hasta el 8 de septiembre de 2017

Vivimos en un mundo invadido por imágenes, consecuencia de la irrupción de internet, las redes sociales y los teléfonos móviles. Siguiendo los estudios y pensamientos de Fontcuberta nos acontece el fenómeno postfotográfico1 dentro del cual ha surgido una nueva especie, el Homo Photographicus: “la especie hacia la que los humanos hemos evolucionado y que responde a un entorno de proliferación de cámaras de bolsillo baratas, así como de teléfonos móviles provistos de cámaras, fáciles de manejar y que producen fotos sin coste”. Si lo pensamos, todos tenemos una cámara de fotos en el bolsillo y todos hacemos fotos pero ¿Nos convierte eso en fotógrafos?

Al igual que las cámaras, la fotografía ha evolucionado. Ésta desde hace ya unas décadas no se valora por su belleza, sino que lo que importa es el sentido, el concepto, con el que el autor dota a sus imágenes. El fotógrafo, la fotógrafa, crea o construye imágenes las cuales, unidas entre sí, vienen a trasmitir un mensaje, una idea. De este modo la fotografía pasa de ser copia representativa a creación fotográfica; de ser utilitaria y objetiva, a entenderse como concepto, – tal y como teorizó Otto Steinert en 1965 – como FOTOGRAFÍA SUBJETIVA.

María Martín-Bolaños

1Postfotografía hace referencia a la fotografía que fluye en el espacio híbrido de la sociabilidad digital y que es consecuencia de la superabundancia visual. (Joan Fontcuberta, La Furia de las imágenes, 2016).