¿Conoces a Lydia Fernández?

Guardar recuerdos, descubrir cómo funciona la luz, pararse a pensar al hacer una foto para conseguir lo que buscas… Estas son algunas de las cosas que la fotógrafo Lydia Fernández, docente en La Ampliadora de los cursos relacionados con la fotografía analógica, siente que le ha aportado lo analógico. 

Lydia imparte el módulo “Revelado y edición de fotografía analógica”  del curso anual “Otras maneras de contar”  y “El sonido de los tanques”, del itinerario formativo Campo base, en los que podrás sumergirte en los líquidos reveladores y fijadores junto a ella. El próximo curso de analógico al que te puedes apuntar, “El sonido de los tanques”, empieza en julio. Sólo hay seis plazas por grupo, así que… ¡inscríbete cuanto antes!

Si quieres saber un poquito más sobre esta fotógrafa almeriense, lee la entrevista que te dejamos a continuación:

  • ¿Cuándo te da por esto de la fotografía analógica?

Desde que tengo uso de razón me ha gustado sumergirme entre las cajas de fotos que tenía mi familia y supongo que mis recuerdos se basan más en esas fotos que en lo que pueda quedar en mi propia memoria. Con 9 años me regalaron mi primera cámara de carrete, y a partir de ahí, creo que siempre he tenido una cámara cerca, aunque con la única intención de guardar recuerdos. Pero fue con 21 años cuando hice el grado de Laboratorio de Imagen y descubrí toda la magia que ocurría desde que disparabas la cámara hasta que salía la foto final, todo aquello que se podía crear en el cuarto oscuro, entre luces rojas y olores a químicos, y ahí fue cuando realmente me enamoré de la fotografía y del mundo analógico.

  • ¿Qué cosas te permite hacer a nivel artístico lo analógico en la fotografía? ¿Crees que aporta algo a nivel personal?

A mí personalmente, el analógico me sirvió, en primer lugar, para entender cómo funciona la luz, y creo que mi fotografía no sería igual si yo hubiera empezado directamente con la fotografía digital. Pero el analógico me ayuda también mucho a parar, a observar, a disparar menos pero hacerlo mejor, a pensar antes de apretar el botón, a elegir qué, cómo y por qué. Me ayuda a ser más consciente, a estar más presente y también a jugar más. Entrar en el cuarto oscuro es olvidarme del mundo de fuera, relajarme, disfrutar y darme el placer de crear una fotografía de principio a fin, desde el momento de observar la escena y disparar hasta la fotografía en papel final.

  • ¿Esto de lo analógico es algo “carca”, o tiene capacidad de innovar y renovarse?

Bueno, yo creo que el analógico está ahora mismo bastante arriba. Hay grandes comunidades de personas entusiasmadas con el film, festivales de fotografía analógica, se están volviendo a abrir laboratorios, se experimenta mucho, e incluso personas que jamás habían tenido una cámara analógica, ahora van con una compacta en el bolsillo a todas partes. Creo que todavía queda muchísimo por hacer y por disfrutar.

  • ¿Qué diferencia estos curso de revelado y edición analógica de otros? ¿Qué le dirías a la gente para que se apuntase?

Este curso de analógico nace desde esa emoción que sentí la primera vez que vi nacer una imagen latente delante de mis ojos entre luces rojas, y eso es lo que pretendo aportar con este curso, aprender a revelar y positivar desde el juego de descubrir un mundo nuevo. La técnica para llegar hasta nuestra foto final es importante, pero experimentar y divertirnos durante el proceso también. A quienes están pensando si apuntarse o no… yo estoy loca de contenta por compartir todo lo que sé y sé que vamos a disfrutar mucho. También sé que no hay muchas plazas, así que yo no me lo pensaría demasiado!!!